¿Qué hace especial a la Iglesia San Francisco de Trujillo?

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La Iglesia San Francisco de Trujillo constituye uno de los tesoros arquitectónicos y espirituales más valiosos del norte peruano. Este emblemático templo, que combina armoniosamente fe, arte e historia, representa un extraordinario ejemplo del legado franciscano en el Perú colonial. Su arquitectura de inspiración barroca, rica ornamentación y significativos elementos simbólicos la convierten en un monumento excepcional dentro del centro histórico trujillano. Desde sus orígenes en el siglo XVI hasta su actual función como centro de conservación patrimonial, la iglesia ha evolucionado mientras preserva la esencia espiritual y estética que la caracteriza. Su campanario octogonal, sus retablos finamente tallados y sus lienzos de valor incalculable narran silenciosamente cinco siglos de devoción, creatividad artística y transformación cultural en la “Ciudad de la Eterna Primavera”.

1. Explora los orígenes históricos de la iglesia

La Iglesia San Francisco de Trujillo tiene sus raíces en los primeros años de la presencia española en el Perú. Su construcción se desarrolló entre 1502 y 1600, un período que coincide con la consolidación del poder colonial y la expansión de las órdenes religiosas en el virreinato peruano. Los padres franciscanos observantes, conocidos por su estricto apego a la regla original de San Francisco de Asís, fueron los impulsores de este proyecto arquitectónico que buscaba establecer un centro espiritual y misional en el norte del país.

El terreno donde se erigió el templo tiene una historia particular: según documentos históricos, el sitio había sido ocupado previamente por una mezquita, la cual fue donada por los Reyes Católicos Fernando e Isabel a la Orden Franciscana como parte de su política de cristianización. Este dato subraya la continuidad de los espacios sagrados a través de diferentes tradiciones religiosas, algo común en la historia española y posteriormente trasladado al contexto americano.

La edificación del templo formaba parte del complejo conventual franciscano, que incluía espacios para la vida comunitaria de los frailes, áreas de formación y educación, así como huertos para el sustento diario. Este conjunto arquitectónico funcionaba como un centro integral desde donde los franciscanos irradiaban su labor evangelizadora, educativa y social hacia la población indígena y española de Trujillo y sus alrededores. La iglesia, como pieza central de este complejo, materializaba no solo la presencia física de la orden en la ciudad, sino también la transmisión de sus valores de sencillez, pobreza y cercanía a la naturaleza, elementos fundamentales de la espiritualidad franciscana que influirían profundamente en el desarrollo cultural y religioso de la región.

2. Observa su arquitectura colonial con identidad franciscana

La fachada de la Iglesia San Francisco constituye uno de los ejemplos más representativos de la arquitectura religiosa colonial en Trujillo, con elementos distintivos que reflejan la identidad de la orden franciscana. El ingreso principal se estructura a través de un sobrio pero elegante arco de medio punto, enmarcado por un característico cordón franciscano que forma un alfiz quebrado, simbolizando el voto de pobreza y humildad de la orden. Este cordón, representación del cíngulo que los frailes llevan en su hábito, funciona como un elemento decorativo con profundo significado espiritual.

Flanqueando la entrada se encuentran dos escudos heráldicos: el de la Orden Franciscana y el de la Corona Española, testimonio visual de la alianza entre el poder religioso y político durante la época colonial. En la parte superior de la fachada, una hornacina alberga la imagen de San Francisco de Asís, fundador de la orden, estableciendo visualmente la advocación del templo.

Particularmente distintivo es el campanario, de forma octogonal, una característica inusual en las iglesias coloniales peruanas que generalmente presentaban torres cuadradas. Esta estructura octogonal, además de su valor estético, tiene un significado simbólico: representa los ocho días de la creación cristiana (siete días tradicionales más el día de la resurrección o nueva creación). La torre se eleva como un elemento vertical que contrasta armoniosamente con la horizontalidad del resto del edificio, creando un juego de volúmenes típico del barroco americano.

En el interior, la distribución espacial sigue el patrón de una nave principal con capillas laterales, pero adaptada a las necesidades específicas de la liturgia franciscana. La iluminación natural se logra a través de óculos estratégicamente ubicados que permiten la entrada de luz, creando efectos lumínicos que realzan los elementos decorativos y generan una atmósfera propicia para la contemplación y la oración. Los arcos y bóvedas que sostienen la estructura están diseñados no solo con propósito funcional sino también simbólico, representando la elevación del espíritu hacia lo divino, un concepto central en la teología franciscana.

3. Admira su riqueza artística y simbólica

El interior de la Iglesia San Francisco alberga un extraordinario repertorio artístico que refleja la profunda espiritualidad franciscana y la maestría de los artistas coloniales. Presidiendo el espacio sagrado se encuentra el retablo principal, una joya del arte barroco dedicada a San Francisco de Asís. A diferencia de otros retablos coloniales peruanos, este presenta una estructura sin columnas, privilegiando los tallados policromados que crean un efecto visual de gran riqueza y dinamismo. Los dorados aplicados con pan de oro contrastan con los colores vivos de las figuras, generando un efecto resplandeciente cuando la luz natural penetra en el templo.

Entre las pinturas más valiosas que adornan sus muros destacan “La Crucifixión” y “La Coronación de la Virgen”, obras que reflejan la devoción cristocéntrica y mariana característica de la orden franciscana. Estos lienzos no solo tienen valor artístico por su ejecución técnica, sino también pedagógico, pues servían como herramientas visuales para la enseñanza de la fe a una población mayoritariamente analfabeta durante la época colonial.

De particular importancia son las obras atribuidas al artista identificado como M. Angelo, quien en 1742 realizó una serie de pinturas que narran episodios de la vida de San Francisco y otros santos franciscanos. Estos cuadros combinan elementos del barroco europeo con sensibilidades locales, ejemplificando el proceso de mestizaje artístico que caracterizó al arte virreinal peruano.

Complementando este patrimonio pictórico, la fuente bautismal de bronce representa otro tesoro invaluable del templo. Esta pieza, finamente trabajada con motivos cristianos y franciscanos, ha sido testigo del bautismo de generaciones de trujillanos, convirtiéndose en un símbolo de la continuidad de la fe en la comunidad local. Los detalles escultóricos de la fuente, desde palomas que simbolizan al Espíritu Santo hasta los corderos franciscanos, conforman un programa iconográfico que sintetiza visualmente los principios teológicos del sacramento bautismal según la tradición católica y la interpretación franciscana.

4. Descubre su nueva función como escuela taller

En una fascinante evolución de su propósito original, la Iglesia San Francisco se ha transformado en los últimos años en una Escuela Taller dedicada a la conservación y rehabilitación del patrimonio artístico y arquitectónico de Trujillo. Este proyecto innovador fusiona la preservación del legado histórico con la formación de nuevas generaciones de artesanos y restauradores, creando un puente vivo entre el pasado colonial y el presente.

La Escuela Taller, establecida mediante acuerdos entre instituciones culturales nacionales e internacionales, ofrece formación especializada en diferentes oficios tradicionales que son fundamentales para la conservación patrimonial: talla en madera, dorado con pan de oro, restauración de pinturas, trabajo en piedra y albañilería histórica. Los jóvenes aprendices, muchos provenientes de sectores socioeconómicos vulnerables, reciben una educación integral que combina conocimientos técnicos con una sólida base teórica sobre la historia del arte colonial peruano.

El propio edificio de la iglesia se ha convertido en un laboratorio de aprendizaje, donde los estudiantes participan en la restauración y mantenimiento de sus elementos arquitectónicos y artísticos bajo la supervisión de maestros experimentados. Este enfoque de “aprender haciendo” permite la transmisión de técnicas tradicionales que, de otro modo, podrían perderse en el mundo contemporáneo.

Particularmente significativo es que esta nueva función educativa mantiene vivo el espíritu franciscano original, caracterizado por su compromiso con la formación y el servicio a la comunidad. Los talleres no solo preservan el patrimonio material, sino también el patrimonio inmaterial representado por los conocimientos artesanales transmitidos de maestro a aprendiz, siguiendo una cadena que se remonta a los talleres coloniales donde indígenas, mestizos y españoles trabajaban conjuntamente en la creación de obras religiosas.

5. Visítala en el corazón del centro histórico

La Iglesia San Francisco goza de una ubicación privilegiada en el corazón del centro histórico de Trujillo, específicamente en la intersección del Jr. Independencia con Jr. Gamarra, a escasas cuadras de la Plaza de Armas. Esta localización estratégica la convierte en una parada obligada dentro del circuito turístico de la ciudad, fácilmente accesible a pie mientras se exploran otras joyas arquitectónicas del damero colonial trujillano.

Los horarios de visita han sido diseñados para facilitar tanto la experiencia turística como la devoción de los fieles. La iglesia abre sus puertas diariamente desde las 6:30 AM hasta las 8:00 PM, con un horario extendido que permite apreciar el edificio y sus tesoros artísticos bajo diferentes condiciones de luz natural, creando experiencias visuales distintas según el momento del día. Los domingos, el horario se adapta para acomodar las celebraciones litúrgicas, siendo especialmente recomendable la visita durante la misa de 10:00 AM, cuando el templo cobra vida con cantos y rituales que conectan el presente con siglos de tradición espiritual.

Durante festividades religiosas especiales, como la celebración de San Francisco de Asís el 4 de octubre, la iglesia organiza eventos particulares que incluyen procesiones, conciertos de música sacra y exposiciones temporales que exhiben piezas de arte religioso normalmente no accesibles al público. Estas ocasiones ofrecen una oportunidad excepcional para experimentar la dimensión viva del patrimonio cultural y religioso que representa el templo.

Para los interesados en una experiencia más profunda y educativa, la Escuela Taller ofrece visitas guiadas especializadas, generalmente los días martes y jueves por la tarde, durante las cuales es posible observar a los estudiantes-artesanos en pleno proceso de restauración, aprendiendo de primera mano las técnicas tradicionales que han permitido la conservación de este monumento a lo largo de los siglos. Estas visitas requieren reservación previa y constituyen una experiencia enriquecedora que va más allá del turismo convencional.

6. Sorpréndete con sus datos más curiosos

La Iglesia San Francisco guarda entre sus muros fascinantes historias y elementos únicos que añaden capas de misterio y singularidad a su ya considerable valor patrimonial. Quizás la anécdota más célebre vinculada al templo se relaciona con San Francisco Solano, misionero franciscano que predicó en Trujillo a principios del siglo XVII. Según la tradición local, documentada en crónicas de la época, este santo utilizó el púlpito de la iglesia para predecir con asombrosa precisión el devastador terremoto que sacudiría la ciudad en 1619. Este episodio, que combina la figura histórica del santo con elementos sobrenaturales, permanece vivo en la memoria colectiva trujillana como muestra del poder profético atribuido a los religiosos franciscanos.

Arquitectónicamente, la planta octogonal de su campanario representa una rareza en el contexto de las iglesias coloniales peruanas. Esta forma, que rompe con el patrón cuadrangular predominante, se ha interpretado como una influencia de modelos europeos renacentistas, específicamente italianos, adaptados al contexto americano. Lo sorprendente es que esta solución arquitectónica aparece en Trujillo antes que en otras ciudades más importantes del virreinato, lo que sugiere la presencia de arquitectos o maestros de obra con formación europea avanzada trabajando en esta iglesia provinciana.

Otro elemento distintivo es la presencia de símbolos criptográficos en algunas tallas de madera y pinturas, que combinan iconografía cristiana tradicional con elementos que algunos investigadores han interpretado como posibles referencias a conocimientos esotéricos o tradiciones pre-cristianas. Por ejemplo, ciertos patrones geométricos en los tallados presentan similitudes con símbolos utilizados por gremios medievales de constructores, sugiriendo la existencia de un lenguaje visual hermético entendido solo por los iniciados en determinados oficios.

La acústica excepcional del templo representa otro de sus aspectos más notables. Debido a las proporciones matemáticamente calculadas y a la disposición de sus bóvedas, la iglesia posee cualidades sonoras que permiten que un susurro emitido desde el altar sea audible en ciertos puntos específicos de la nave, un fenómeno acústico que ha dado origen a numerosas interpretaciones sobre su intencionalidad, desde facilitar la confesión hasta permitir comunicaciones discretas entre religiosos durante épocas de persecución.

¿Quién construyó la Iglesia San Francisco de Trujillo?

La Iglesia San Francisco de Trujillo fue construida por la Orden Franciscana entre 1502 y 1600, durante un período de intensa actividad misionera y constructiva en el virreinato peruano. Específicamente, fue edificada por la rama de los franciscanos observantes, conocidos por su estricta adhesión a los ideales originales de pobreza y sencillez establecidos por San Francisco de Asís. El templo formaba parte integral del convento franciscano, un complejo que incluía espacios para la vida comunitaria de los frailes, áreas de estudio y formación, así como huertos para el sustento diario.

La construcción no fue realizada por un solo arquitecto o maestro de obras, sino que representa el esfuerzo colectivo de generaciones de frailes, artesanos indígenas y maestros constructores españoles que trabajaron a lo largo de casi un siglo. Este carácter colaborativo y multigeneracional explica ciertas peculiaridades arquitectónicas del edificio, donde se pueden identificar elementos de diferentes períodos que fueron incorporándose progresivamente.

El templo se erigió con un fuerte carácter espiritual, concebido no solo como espacio para el culto sino también como manifestación física de los ideales franciscanos. Cada aspecto de su diseño, desde la austeridad general hasta ciertos detalles decorativos como el cordón franciscano en su fachada, reflejaba elementos de la regla de la orden y su particular interpretación de la fe cristiana, caracterizada por la devoción a la humanidad de Cristo, el amor a la naturaleza y la predilección por los más humildes.

¿Qué hace única su fachada?

La fachada de la Iglesia San Francisco posee características distintivas que la singularizan dentro del panorama arquitectónico colonial de Trujillo. Su elemento más emblemático es el arco de medio punto que forma la entrada principal, enmarcado por un cordón franciscano que configura un alfiz quebrado. Este cordón, representación escultórica del cíngulo que los frailes franciscanos llevan en su hábito como símbolo de castidad, crea un efecto visual único al combinar la geometría rectilínea del alfiz con la sinuosidad orgánica de la cuerda.

Flanqueando el acceso principal se encuentran dos escudos de gran valor simbólico: el de la Orden Franciscana, que muestra los brazos cruzados de Cristo y San Francisco con la cruz al centro, y el escudo real español, testimonio del patronato regio que caracterizó la expansión del catolicismo en América. La presencia de estos elementos heráldicos no es meramente decorativa sino que manifiesta visualmente la alianza entre el poder religioso y político que sustentaba la empresa colonial.

En la parte superior de la fachada, una hornacina alberga la imagen de San Francisco de Asís, finamente tallada y protegida por un pequeño techo que proyecta sombra sobre la figura, creando un efecto de profundidad que resalta la estatua. Este nicho, ubicado estratégicamente sobre el eje central de la entrada, establece inmediatamente la advocación del templo y crea un eje vertical que guía la mirada del visitante desde el nivel terrenal hacia lo celestial, materializando así el concepto de elevación espiritual tan importante en la teología franciscana.

La originalidad de esta fachada radica en su elegante austeridad, que contrasta con el barroquismo exuberante de otras iglesias coloniales peruanas. Esta contención decorativa, lejos de ser una limitación, constituye una expresión coherente con los ideales de sencillez y pobreza propios del franciscanismo, demostrando cómo la arquitectura puede convertirse en manifestación tangible de principios espirituales específicos.

¿Qué representa el retablo principal de la iglesia?

El retablo principal de la Iglesia San Francisco está dedicado a San Francisco de Asís, fundador de la orden, y constituye el punto focal del espacio sagrado interior. Esta imponente estructura, que se eleva desde el suelo hasta prácticamente tocar la bóveda, representa visualmente la cosmología franciscana y su particular interpretación de la historia de la salvación cristiana.

Lo que hace especialmente notable este retablo es su peculiar estilo barroco que prescinde del uso de columnas, elemento generalmente omnipresente en los retablos coloniales peruanos. En su lugar, presenta un elaborado sistema de tallados policromados que crean un efecto de profundidad y movimiento a través de formas orgánicas que se entrelazan y superponen. Esta solución estética no solo demuestra la originalidad de sus creadores sino que también refleja la espiritualidad franciscana, más inclinada hacia lo natural y orgánico que hacia la geometría rígida.

En el centro del retablo se ubica la imagen de San Francisco de Asís, representado en éxtasis místico recibiendo los estigmas (las heridas de Cristo). Esta escena, momento cumbre de la hagiografía franciscana, muestra al santo en comunicación directa con lo divino, estableciendo visualmente el ideal de imitación de Cristo que fundamenta la espiritualidad de la orden. Rodeando esta imagen central se disponen nichos con esculturas de otros santos franciscanos y escenas de la vida del fundador, creando un programa iconográfico que narra visualmente la historia y valores de la orden.

Los tallados policromados presentan una riqueza cromática extraordinaria, con predominio de rojos, azules y dorados aplicados con pan de oro. Estas tonalidades no son arbitrarias sino simbólicas: el azul representa lo celestial, el rojo la pasión de Cristo que San Francisco imitó, y el dorado la gloria divina. La combinación de estos colores, potenciada por la iluminación natural que penetra en el templo, crea un efecto visual deslumbrante que transporta al fiel hacia una experiencia contemplativa y trascendente.

¿Qué elementos artísticos destacan en su interior?

El interior de la Iglesia San Francisco alberga un valioso patrimonio artístico que testimonia la riqueza cultural del período virreinal peruano. Entre las obras pictóricas más destacadas se encuentra “La Crucifixión”, un impresionante lienzo de grandes dimensiones ubicado en una de las capillas laterales, que destaca por su dramático tratamiento de la luz y su emotiva representación del sufrimiento de Cristo, características propias del barroco tenebrista que influyó en la pintura colonial peruana. La obra no solo tiene valor estético sino también devocional, habiendo sido objeto de veneración por generaciones de fieles trujillanos.

Igualmente significativo es el cuadro “La Coronación de la Virgen”, que plasma el momento en que María es coronada como reina del cielo por la Santísima Trinidad. Esta obra refleja la importante devoción mariana de los franciscanos y presenta una composición triangular ascendente típica del barroco, con un rico cromatismo en azules y dorados. La pintura se distingue por su tratamiento de los ropajes, con pliegues que crean efectos de movimiento y majestuosidad.

De particular relevancia histórica y artística son las pinturas realizadas por el artista identificado como M. Angelo en 1742, que constituyen un ciclo narrativo sobre la vida de San Francisco y otros santos de la orden. Estas obras combinan la tradición pictórica europea con elementos locales, como la inclusión de paisajes y tipos humanos americanizados, evidenciando el proceso de adaptación del arte europeo al contexto peruano.

La fuente bautismal de bronce representa otra joya artística del templo. Esta pieza, finamente labrada con motivos florales y simbólicos cristianos, muestra la maestría técnica alcanzada por los fundidores coloniales. Su estructura presenta motivos franciscanos como el cordón y la cruz de Tau, combinados con símbolos bautismales como palomas y agua fluyendo, creando un programa iconográfico complejo que sintetiza visualmente la teología del sacramento.

Complementan este acervo artístico diversos elementos litúrgicos como cálices, custodias y candelabros de plata repujada, así como textiles sagrados bordados con hilos de oro y seda, que evidencian la excelencia artesanal alcanzada en los talleres virreinales y la importancia que se otorgaba a la belleza y dignidad de los objetos destinados al culto divino, incluso en una orden caracterizada por su voto de pobreza.

¿Cuál es el uso actual de la Iglesia San Francisco?

Actualmente, la Iglesia San Francisco funciona como una Escuela Taller, un innovador proyecto destinado a la rehabilitación y conservación del patrimonio artístico y arquitectónico de Trujillo. Esta transformación, implementada a través de convenios entre el Ministerio de Cultura, la Municipalidad de Trujillo y agencias de cooperación internacional, ha logrado dar nueva vida al edificio histórico mientras preserva su esencia y valores originales.

La Escuela Taller ofrece formación técnica especializada en diversos oficios tradicionales fundamentales para la conservación patrimonial: restauración de pintura mural y de caballete, talla en madera, carpintería histórica, dorado con pan de oro, albañilería tradicional y conservación de piedra, entre otros. Los estudiantes, principalmente jóvenes de sectores económicamente vulnerables, reciben una educación integral que combina práctica intensiva con fundamentos teóricos sobre historia del arte, técnicas tradicionales y principios de conservación.

El propio edificio de la iglesia se ha convertido en un laboratorio práctico donde los aprendices participan activamente en labores de restauración y mantenimiento bajo la supervisión de maestros experimentados. Este enfoque permite la transmisión directa de conocimientos y técnicas tradicionales que, de otro modo, correrían el riesgo de perderse en la era digital. Los resultados de este trabajo son visibles en diversas áreas del templo que han sido meticulosamente restauradas, recuperando su esplendor original.

Paralelamente a su función educativa, la iglesia mantiene su carácter sagrado, celebrando misas dominicales y en fechas especiales. Esta dualidad de usos permite que el edificio conserve su significado espiritual mientras adquiere una nueva dimensión social como centro formativo. Adicionalmente, funciona como espacio museístico, con sectores abiertos a visitantes interesados en conocer tanto el patrimonio histórico como el proceso de restauración, creando así conciencia sobre la importancia de la conservación patrimonial y generando recursos que contribuyen a la sostenibilidad del proyecto.

¿Dónde queda la Iglesia San Francisco y cuáles son sus horarios?

La Iglesia San Francisco se encuentra ubicada estratégicamente en el corazón del centro histórico de Trujillo, específicamente en la intersección del Jr. Independencia con el Jr. Gamarra, a solo dos cuadras de la Plaza de Armas. Esta localización privilegiada la integra perfectamente en el circuito turístico del centro histórico, permitiendo que los visitantes puedan incluirla fácilmente dentro de un recorrido a pie por las principales atracciones coloniales de la ciudad.

El acceso al templo se realiza por su entrada principal en el Jr. Independencia, reconocible por su característico arco de medio punto con el cordón franciscano. La edificación ocupa una manzana completa del trazado urbano colonial, lo que da idea de la importancia que tuvo el complejo franciscano en la configuración de la ciudad virreinal.

Respecto a sus horarios, la iglesia abre sus puertas al público de lunes a sábado desde las 6:30 AM hasta las 8:00 PM, ofreciendo un amplio margen para que tanto turistas como fieles locales puedan visitarla según sus preferencias y disponibilidad. Los domingos el horario se adapta para acomodar las celebraciones litúrgicas, iniciando igualmente a las 6:30 AM pero con interrupciones durante las misas programadas a las 8:00 AM, 10:00 AM y 12:00 PM. Después de la última misa, permanece abierta hasta las 8:00 PM.

Para quienes desean conocer específicamente el trabajo de la Escuela Taller, se recomiendan las visitas entre las 10:00 AM y las 4:00 PM de martes a viernes, cuando los estudiantes-artesanos se encuentran en plena actividad y es posible observar los procesos de restauración. Para grupos turísticos especializados o académicos, existe la posibilidad de coordinar visitas guiadas contactando previamente con la administración de la Escuela Taller a través de la oficina de turismo municipal.

Durante festividades religiosas especiales, particularmente la celebración de San Francisco de Asís (4 de octubre) y la Semana Santa, los horarios pueden modificarse para acomodar actividades especiales como procesiones y ceremonias particulares, por lo que se recomienda verificar el programa específico para estas fechas.

¿Qué evento sobrenatural está relacionado con esta iglesia?

La Iglesia San Francisco está vinculada a un extraordinario evento que ha perdurado en la memoria histórica y popular de Trujillo. Según crónicas de la época y testimonios recogidos por historiadores, desde el púlpito de esta iglesia, San Francisco Solano predijo con asombrosa precisión el devastador terremoto que sacudiría la ciudad en 1619. Este santo franciscano, conocido por su labor misionera en Sudamérica, se encontraba predicando en Trujillo cuando, en medio de un sermón, súbitamente interrumpió sus palabras para advertir a los fieles sobre una inminente catástrofe.

De acuerdo con los relatos históricos, San Francisco Solano, en un estado de aparente éxtasis místico, describió con detalle cómo la tierra temblaría y se abriría, causando la destrucción de edificios y cobrando numerosas vidas. Exhortó a los presentes a arrepentirse de sus pecados y prepararse espiritualmente, estableciendo incluso un período aproximado de tiempo para el evento. Las crónicas señalan que, efectivamente, poco después ocurrió un violento sismo que causó graves daños en la ciudad, coincidiendo con la descripción anticipada por el santo.

Este episodio profético quedó firmemente arraigado en la tradición local, interpretado como una manifestación sobrenatural del favor divino hacia los habitantes de Trujillo a través de la intercesión del santo franciscano, quien les habría concedido tiempo para prepararse espiritual y materialmente para el desastre. La historia adquirió tal relevancia que fue recogida en diversos documentos oficiales de la época y representada posteriormente en obras pictóricas que pueden encontrarse en otras iglesias y conventos franciscanos de la región.

La anécdota trascendió el ámbito puramente religioso para convertirse en parte del folclore trujillano, reforzando la devoción popular hacia San Francisco Solano y contribuyendo a la construcción de una identidad local donde lo sobrenatural y lo histórico se entrelazan. Este relato, transmitido de generación en generación, ilustra la profunda imbricación entre la fe católica y la vida cotidiana durante el período colonial, así como la importancia que se otorgaba a las manifestaciones consideradas sobrenaturales como parte integral de la experiencia religiosa.